150 ANIVERSARIO DE LA IGLESIA PARROQUIAL DE SANTOMERA. ALGUNOS MOMENTOS IMPORTANTES EN SU HISTORIA
BLAS RUBIO GARCÍA. Profesor de Geografía e Historia.
Hace 150 años, el 18 de noviembre de 1870, se inauguraba oficialmente el nuevo templo parroquial de Santomera, dedicado a María Santísima y bajo la advocación de la Virgen del Rosario. La ‘casa de todos’, como muchos la nombran, quedaba al servicio de los santomeranos hasta nuestros días. Atrás quedaban más de 20 años de obras y trabajo que dieron lugar a la creación del edificio más emblemático y de más valor patrimonial e histórico de nuestro municipio. Durante ese siglo y medio ha habido momentos muy importantes para el templo, pero reduciré mi trabajo a intentar aportar unos breves apuntes sobre cuestiones más desconocidas de la historia del templo, como el hundimiento de la nave central en 1896, la consagración en 1921 y unas cuantas notas sobre el templo en la guerra civil, más un breve resumen sobre los antecedentes del templo y las circunstancias en que fue construido. Dejo para otros trabajos que han realizado compañeros de Patrimonio Santomera, Cuadrilla de Auroros, Parroquia de Santomera y otras personas interesadas en el patrimonio local cuestiones de arquitectura, arte, imaginería, culto, fiestas, celebraciones, usos, órgano,campanas, Semana Santa, Asociación de la Caridad y un largo etcétera, porque saben infinitamente más que yo. A los interesados en profundizar en el tema les recomendaría los artículos de Paco Cánovas en el periódico Voces de Santomera y en la revista La Calle, desaparecidos en la actualidad. El primero está disponible en la web de Patrimonio Santomera y el segundo tiene fácil acceso a través de internet, ambos gratuitamente.
LOS ANTECEDENTES Y LA CONSTRUCCIÓN
Nos cuenta Paco Cánovas (1) (anterior Cronista Oficial de Santomera) que posiblemente a mediados del siglo XV ya existiera lo que pudo ser la primitiva ermita del Calvario, donde los primeros repobladores celebrarían sus cultos a alguna imagen o símbolo de Cristo en la cruz, siguiendo la costumbre de los frailes mercedarios que en ese siglo llegaron a estas tierras. Esta teoría es difícil de demostrar por la falta de documentos explícitos sobre tal hecho. Con el paso del tiempo, el aumento de población de Santomera hizo que el calvario se quedara pequeño y se construyó una nueva ermita a comienzos del siglo XVII, siendo derribada y construida la actual en 1942. Al mismo tiempo que se mantuvo el segundo Calvario, tenemos noticias, siempre siguiendo a Paco Cánovas, de que en Santomera ya hubo una ermita, anexo de la parroquia de Beniel, desde el siglo XVII y que en ella se veneraba a “Ntra. Sra. del Rosario, del Eredamtº. De Stº. Mera” (2). Esta ermita se encontraba situada en la esquina que hoy forman la calle Salzillo (prolongación hacia la huerta de la calle Villa Conchita) y la carretera nacional 340, espacio hoy ocupado por dúplex y anteriormente, tras el derribo de la ermita-iglesia, por el huerto de las Carolinas, donde lució un buen palmeral. Hasta hace poco, los mayores que bajaban a la huerta llamaban al puente que hay sobre la acequia el Puente de la Iglesia. En esa ermita ya se rendiría culto a la Virgen del Rosario y fue el primer lugar donde estuvo ubicada la imagen de la Patrona de Santomera, la de más valor artístico y patrimonial del municipio.
Antonio González Sánchez, en su Historia de Santomera (3), habla de la posibilidad de que hubiera una ermita anterior a la que hemos citado, de finales del siglo XVI a comienzos del XVII, ubicada junto al primer cementerio de Santomera, en la finca denominada Quinta de don Juan, propiedad de los herederos de Adelita Murcia. El traslado a Villa Conchita, posiblemente en 1695, como el del cementerio al final de la calle san Jaime, estuvo ocasionado por las continuas inundaciones que se producían en el lugar, el más bajo de Santomera, y por la necesidad de una ermita más grande debido al crecimiento de la población.
El 18 de enero de 1794 Santomera adquirió la categoría de Vicaria Perpetua, segregada de la Parroquia de Beniel. La población de Santomera experimenta un fuerte crecimiento demográfico como consecuencia de las nuevas tierras puestas en cultivo, gracias a los cauces nuevos de avenamiento, que atraen a jornaleros de otros lugares de la región, y a la creciente importancia de la industria de la seda. En 1845 (4) Santomera pasa de los tres mil habitantes (5) y la ermita se queda pequeña. Francisco González Melgares, párroco de Santomera de 1824 a 1866, puso toda su fortuna y bienes para la construcción de un nuevo templo, el actual. En sus últimos años como cura en Santomera comenzó la construcción de la iglesia. El nuevo templo fue inaugurado el 18 de noviembre de 1870, siendo párroco Joaquín Ayuste Ramírez y obispo de la Diócesis de Cartagena-Murcia Francisco Landeira Sevilla (6).
El lugar elegido para la ubicación del nuevo templo fue un amplio solar junto a la inaugurada hacía pocos años carretera del Alto de la Atalaya (7) (posteriormente denominada N-340, calle del Maestro Puig Valera), que sustituía al viejo camino de Murcia a Orihuela, que no pasaba por el núcleo urbano de Santomera. Entre la fachada principal de la iglesia y la carretera se interponía la plaza más grande de Santomera, denominada del Cura González en homenaje al artífice e impulsor principal del nuevo templo. A partir de su inauguración, la plaza se convertía en el centro neurálgico del pueblo.
Siguiendo el estudio que Ana María Teban López, Historiadora del Arte y profesora de Geografía e Historia, hizo sobre la iglesia de Santomera (8) en la Primeras Jornadas sobre Patrimonio de Santomera, en marzo de 1919, daré algunos datos sobre su arquitectura. El templo santomerano es un edificio de estilo ecléctico neorrenacentista y trazado de forma rectangular, al que se tiene acceso a partir de una escalinata que lo une a la gran plaza que lo separa de la calle Puig Valera. Arquitectónicamente es uno de los mayores y más altos de la huerta murciana, y uno de los pocos que tienen dos torres. Aunque de estilo neorrenacentista tiene algunas evocaciones barrocas, como la decoración interior y los colores de la fachada (9) con tonos crema, blancos y grises. La planta es de cruz latina y tiene tres naves, la central de mayor tamaño y rematada con dos torres a los pies. Las naves laterales se comunican con la central a través de arcos de medio punto y están cubiertas con bóvedas vaídas. Las naves acaban en un amplio crucero que está coronado con una gran cúpula sobre tambor de media naranja.
La cabecera de la iglesia es tripartita, con tres ábsides salientes al exterior. El central acoge el altar mayor y los laterales las capillas de la Epístola o bautismal, que da acceso a la sacristía, y la de la comunión, de estilo neorrománico. El coro alberga uno de los mejores órganos de la región de Murcia, donado en 1926 por la familia Campillo-Murcia, y reparado recientemente. En un estudio que el ingeniero José Almazán hizo sobre la altitud de Murcia y su huerta, en referencia a Santomera calculó que estaba a 37,100 metros sobre el nivel del mar y se puso el disco indicativo de metal en la piedra de la grada del presbiterio de la iglesia (10). Para introducirse en la historia del templo, su simbología, la imaginería que alberga, leyendas, sus campanas y muchos otros detalles recomiendo vivamente la lectura del trabajo de Ana María Teban que pronto será editado, así como el vídeo que patrimonio Santomera ha montado con las explicaciones de esta historiadora del arte.
EL HUNDIMIENTO DE LA NAVE CENTRAL
El 6 de diciembre de 1896, domingo, casi 26 años después de su inauguración se desplomó la techumbre de la nave central, desde el coro hasta la media naranja. El hecho sucedió poco después de celebrarse la misa mayor, quedando resentidas más partes del edificio. En principio se creyó que podía haber víctimas bajo los escombros, ya que en ese momento se encontraban varias personas en la iglesia, aunque finalmente no hubo víctimas. Las primeras medidas que se tomaron fueron evacuar a los vecinos de las viviendas cercanas a la iglesia y trasladar el Reservado al oratorio privado de la familia Murcia Rebagliato (11).
A pesar de poco tiempo transcurrido desde su construcción, el desastre que se avecinaba era la crónica de un hundimiento anunciado, posiblemente debido a la no excesiva calidad de los materiales usados para su construcción, como podemos observar si echamos un vistazo en los lugares de la iglesia que no están a la vista.
El alcalde pedáneo de Santomera, José Laorden González, se quejaba, con razón, de que no habían hecho caso de sus advertencias y del estado ruinoso en que se encontraba la techumbre del templo en escrito dirigido al director de El Diario de Murcia en el mes de agosto, cuatro meses antes del derrumbe. Así se lamentaba, y narraba el desastre, en carta enviada el mismo día del hundimiento al mismo diario y publicada al día siguiente (12):
Muy señor mío y de mí más distinguida consideración y respeto: En agosto último puse un comunicado en el periódico de su digno cargo, en el que decía que la iglesia de Santomera se encontraba en un estado ruinoso y hubo quien me calificó de atrevido, porque decia que dicha noticia pertenecía á otra persona y no al que hoy tiene el disgusto de comunicar la fatal noticia de que á las 9 y 35 minutos de la mañana empezó á hundirse todo el techo de la nave del centro de la iglesia y terminó a las 9 y 39 minutos de quedar todo destrozado, teja y maderas, desde donde empieza el coro hasta donde empieza la media naranja. Quedan en pie el coro, la media naranja y las capillas laterales y el resto de la iglesia sin novedad. Las torres también parece que han sufrido algo. Cuando persona inteligente vea el edificio ya se sabrá. A los 26 años menos 18 días de su inauguración ha tenido el desplome. En este instante no se sabe si alguna persona ha quedado bajo de los escombros, aunque no se dejaba entrar a nadie por el centro. Minutos antes se había celebrado la misa mayor por el Sr. Cura, al que le cogió en la puerta cancel la catástrofe y a algunos otros fieles en la sacristía. Si esto ocurre estando celebrando la santa misa, aun cuando era en la capilla de la Sagrada Comunión y toda la parte de las capillas de Poniente del Templo, hubiese habido que lamentar por los atropellos de querer salir á la desbandada. Han acudido al lugar de la ocurrencia todas las autoridades y el pueblo en masa; trasladando á las 9 y 45 el Reservado al oratorio de la propiedad de los señores D. Andrés Murcia Rebagliato.
Mucho le agradeceré ponga, si es posible, esta comunicación en el periódico que tan dignamente dirije, quedando altamente complacido y anticipándole las gracias por todo su verdadero amigo que, como todos los de este pueblo, siente la pérdida de su iglesia que tantos sacrificios ha costado al pueblo y al Estado.
Como siempre se repite suyo afectísimo q. b. s. m.,
José Laórden Gonzalez
Tras el hundimiento y las primeras medidas de urgencia se cerró el paso por la inmediaciones (13). Poco más de dos semanas después del hundimiento, los vecinos de los edificios aledaños habían vuelto a sus casas y ya se celebraba misa en la capilla situada a la izquierda del altar mayor, por no haber desaparecido el peligro de nuevos derrumbes y con la torre más afectada a medio desmontar. El obispo de la Diócesis. Tomás Bryan Livermore era de los primeros en hacer una generosa aportación para la restauración del templo. Así lo volvía a comunicar José Laorden González al director de El Diario de Murcia, José Martínez Tornel, en escrito del 25 de diciembre aparecido en el periódico tres días después (14):
Muy señor mío y de todo mi respeto y consideración: Tengo el gusto de hacer público por medio del periódico de su digno cargo, si en ello no hay inconveniente que ayer quedó limpia esta iglesia de los escombros que habían caído por el hundimiento, como ya dije en otra comunicación, habiéndose celebrado la Santa misa en la capilla de la Concepcion á la izquierda del altar mayor; por haber desaparecido el peligro, que había con la torre ya á medio desmontar, para cuyos gastos nuestro Excelentísimo Iltmo. Sr. Obispo ha entregado 250 pesetas que habiendo que habiendo hecho público en la iglesia de palabra ó por escrito el pueblo le hubiese dado las gracias á nuestro caritativo Prelado, á quien yo, como vecino de dicha parroquia, doy las más expresivas gracias por tanto favor y pediré á Dios por su salud muchos años para bien de la iglesia.
Sin otro particular anticipa las gracias por todo su mejor amigo y atento s. s. q. b. s. m. –José Laorden Gonzalez.
Unas semanas después, avanzado el mes de diciembre, el arquitecto municipal del ayuntamiento de Murcia, Pedro Cerdán, tras una visita a la iglesia para hacer un reconocimiento, dirigió un escrito al alcalde de la capital, Enrique Ayuso, encareciendo la urgencia de proceder a la reparación de la misma, por ser su estado peligroso(15). El Obispo de la diócesis también dirigió un escrito al Ayuntamiento capitalino reclamando la oportuna certificación sobre la necesidad y urgencia de verificar la reparación del templo parroquial de Santomera(16)
En marzo de 1897 se remitía á informe del arquitecto municipal el proyecto de reparación del templo de Santomera(8). Las obras darían comienzo unos meses después y durarían más de un año. En 1900 el ayuntamiento de Murcia autoriza a José Laorden para que verifique las obras que se están realizando alrededor de la iglesia (17); sucediéndose posteriormente obras de mejora en la misma techumbre y en el resto de la iglesia, para quedar tal como la conocemos ahora, con las mejoras y reparaciones de los últimos años.
LA CONSAGRACIÓN DEL TEMPLO – ¡LA FIESTA GRANDE!
El 1 de mayo de 1921 –en un año celebraremos el 100º aniversario-, con las obras de reparación definitivamente acabadas, se procedió a la consagración de la iglesia parroquial de Santomera, por el obispo de la Diócesis Vicente Alonso Salgado, en misa oficiada por Manuel Aliaga Hernández, párroco de Santomera (18). No tenemos certeza de si la iglesia había sido consagrada en su inauguración o en los años posteriores, porque no sabemos si las cruces de consagración de mármol rojo que hay a la entrada del templo y a lo largo de la nave central son de la primitiva construcción o producto de la reparación tras el derribo de 1896. Teniendo en cuenta que la consagración de una iglesia solo es obligatoria para las catedrales, pero optativo para las parroquias (19), es muy posible que la de 1921 fuera su primera, y única, consagración. La creencia de que fue una segunda consagración posiblemente dio lugar a que se creyera que esta fue para proclamar basílica al templo parroquial de Santomera.
Con motivo de la consagración del templo, Santomera fue los últimos días de abril y los primeros de mayo una auténtica fiesta que se vio reflejada ampliamente en la prensa de la época, sobre todo en La Verdad de Murcia. Calles engalanadas, música, retreta infantil, triduo, velada literaria con la intervención de Manuel Campillo, el cura Antonio Rabadán, Luis Barcala, José Guillén, Ricardo Campillo, Antonio Puig Campillo, el cura Luciano Prior, Octavio Carpena y Antonio Fernández Serna.
El santomerano Francisco Candel hizo de ‘reporter’ para el diario La Verdad y vivió y dio noticia del acontecimiento desde dentro, acompañando al Obispo Vicente Alonso Salgado desde uno de los coches que venían en comitiva a Santomera y siguiendo todas las actividades los días que duraron las actividades de la celebración. El diario La Verdad, en una de las entradas, se vio obligado a recortar el texto por la excesiva amplitud del mismo. Daré la palabra al ‘reporter’ Francisco Candel. Veamos con que entusiasmo lo vivió:
¡LA FIESTA GRANDE! (20)
“El sol camina lentamente hacia el ocaso, dejando poco á poco de extender sus luminosos rayos, que dan vida y calor á la tierra. Caminamos á gran velocidad por la polvorienta carretera, que, cual preciosa cinta de plata, surca los montes traspasando sonriente la vega murciana y uniendo á nuestra capital con el pintoresco pueblo de Santomera, enclavado en medio de la frondosidad de los naranjos y rosales levantinos. A un lado y á otro, se presenta á la vista del cronista el panorama bello y encantador de esta hermosa huerta, con los trigos verdes y frondosos y las pomposas moreras, riqueza del país sedero por excelencia… El primer auto va ocupado por nuestro bondadoso Prelado, á quien acompañan don Saturnino Fernández, don Bernardo Frasno, don Manuel Campillo y don Antonio Murcia. Es corta la distancia que nos separa á los que ocupamos el otro coche; don Juan Murcia, don José Gómez Llor, don Pedro Artés, el familiar del señor Obispo y el reporter que hace la información. Las tinieblas crepusculares comienzan ya á extender su negro crespón. El mecánico nos anuncia que solo faltan unos minutos para dar fin á nuestro viaje. Ya, a lo lejos, se divisan las luces del pueblo, que se van aumentando á medida que nos vamos aproximando. Una lluvia de cohetes, los acordes armoniosos de una banda de música y las estruendosas aclamaciones que todo un pueblo creyente hace á su Prelado, nos indican que hemos terminado nuestro viaje. El señor Obispo es saludado por las autoridades civiles y eclesiásticas y vitoreado por centenares de personas, que se disputan seriamente la prioridad en besar el Pastoral anillo. Los vítores y aclamaciones parecen acrecentarse por momentos… ¡Es el pueblo católico, que con alborozo santo, saluda á su Prelado correspondiendo así, á la predilección que este le profesa! Las calles están con exquisito gusto ornamentadas. Por todas partes se ven colgaduras, faroles, banderas y arcos triunfales… ¡Nos parece entrar en la antesala del Paraíso! ¡Es la fiesta grande! Los rostros presentan esa alegría natural y espontánea que se refleja en los humildes cuando son objeto de alguna predilección. ¡Mañana se consagrará el templo parroquial! Todo respira alborozo, bienestar, misticismo… Ya entrada la noche comienza la verbena en el Paseo de Puig Valera. ¡Es el primer festejo! El señor Obispo se hospeda en casa de los señores Campillo-Murcia, y al pie de su habitación la música ejercita preciosas composiciones de su meritísimo repertorio, que dan al paseo alegría y vida. Ha terminado el paseo. ¡Mañana será la consagración de la iglesia! Todo respira, silencio, soledad, quietud… ¡Mientras la población descansa en dulce reposo, el angel tutelar vela por sus habitantes! ¡Felices los pueblos que con singular regocijo ofrendan al Creador un testimonio de sus creencias, apartándose de las bajas mezquindades en que vive la mayoría de los hombres… sin fe… sin alegría. Santomera duerme el sueño de los justos…
28-4-921 Francisco Candel
¡LA FIESTA GRANDE! (21)
Desde las primeras horas de la mañana, centenares de fieles acuden presurosos á nuestro Santo Templo parroquial. Son los nobles é hidalgos hijos santomeranos, que van á recibir de manos de nuestro bondadoso Prelado el Pan que fortalece las almas. ¡Es un espectáculo emocionante! Santomera entera, sin distinción de clases, sintiendo al mismo tiempo en su corazón idénticos sentimientos, se inclina á los pies de su Patrona, para rendirle el homenaje que como á madre, señora y reina se debe. Es un ejemplo digno de toda clase de encomios, y nosotros no podemos menos de rendir desde estas columnas el testimonio sincero de admiración que nos inspira.
La velada
Desde las primeras horas de la tarde negros nubarrones encapotan el firmamento dejando caer poco á poco un agua menudita que preocupó seriamente á los encargados de organizar esta fiesta literaria. Al principio, se toma el acuerdo de suspenderla, en vista de la insistente lluvia; pero después, cuando ya el cielo comienza a despejarse, se cree oportuno el celebrarla, aunque variando de local, pues se tenía preparada una tribuna en la plazuela de los señores Campillo-Murcia, y estimase más lógico celebrarla en el amplio salón de la Escuela Pública. Preside el acto nuestro venerable Cura párroco, sentándose en el estrado las autoridades y las personas más distinguidas de la localidad.
Don Manuel Campillo
El primero en dirigir la palabra al gentío inmenso que invade el salón dándole un aspecto imponente, es nuestro querido paisano don Manuel Campillo. Expone con frases elocuentes el objeto de esta fiesta literaria, recitando después una preciosa composición poética escrita por él mismo expresamente para el acto, que es interrumpida por estruendosas ovaciones. La composición, inspirada en un sentimiento popular, está admirablemente trazada y encierra tal delicadeza de sentimientos, que no nos extraña impresionen tan profundamente al numeroso auditorio. Seguidamente, el presidente concede la palabra al reporter que hace la información. Emocionado ante el aspecto que presenta el salón, y sintiendo correr por sus venas la sangre netamente santomerana, se ve precisado á hacer uso de la palabra. Dice, que no había pensado tomar parte en este acto, por ser su misión, en esta fiesta, meramente informativa; pero sin embargo; no puede retraerse por ser hijo del pueblo y sentir como todos un cariño inmenso hacia su Patrona. Dedica grandes elogios al Prelado por las muestras de predilección que acaba de dar á Santomera. Termina su discurso pidiendo á la Virgen que no desampare a los hijos de este pueblo, que se encuentran por esas comarcas, en donde impera el reinanado del terrorismo, buscando un pedazo de pan para sus mujeres é hijos, que quiza en estos instantes se encuentren por nuestras calles alborozados disfrutando de la esplendidez de nuestras fiestas. Después, el virtuoso sacerdote don Antonio Rabadán, dá lectura á una preciosa composición poética titulada “Ofrenda a Nuestra Madre”, que es acogida con grandes aplausos. “Cuartillas sueltas” se titulan las escritos por el ilustre hombre público don Luis Barcala, leidas por don Luciano Prior, que son muy aplaudidas. En ellas el señor Barcala dá muestras de cariño para su pueblo adoptivo, como él le llama, y por el que siente mucha predilección, por haber nacido en él uno de sus hijos. El trabajo es justamente elogiado. A continuación, don Manuel Campillo dá lectura á una poesía de nuestro querido amigo y paisano don José Guillén Campillo, cura párroco de Villamalea (Albacete), que es acogida con gran entusiasmo. Es una composición poética delicadísima, magistralmente inspirada y que responde admirablemente al sentir común del pueblo santomerano. Repetidas veces es aplaudida.
D. Ricardo Campillo
Nuestro queridísimo paisano el Maestro Nacional de Alicante don Ricardo Campillo, dirige su autorizada palabra, que es escuchada con avidez extraordinaria. Dice que hubiera podido preparar un trabajo literario, que sin duda hubiera sido del agrado de la concurrencia; pero ha creido más oportuno dejar que hable su corazón. “Tres sentimientos brotan en estos momentos de mi corazón; y esto será lo único que os voy a decir esta tarde.” El primero es el recuerdo de mi madre. Con singular maestria y emocionado notable habla de su madre… de aquella mujer bendita que le enseñó á apronunciar las primeras oraciones y supo inculcarle el cariño á la Virgen. Termina esta primera parte de su discurso con un brillante párrafa en el que pone de manifiesto el cariño que siente hacia nuestra Patrona como también lo sentía á su madre que se llamaba como ésta… ¡Rosario! El segundo sentimiento es de gratitud hacia el Prelado, y á él dedica frases elocuentes de elogio y admiración. El tercero es el cariño que le inspiran las cosas de su pueblo. Durante el discurso y al final, se reproducen las grandes muestras de simpatías que en este pueblo se profesa á nuestro paisano exteriorizadas en estruendosos aplausos. Después el culto y y virturso joven don Luis Barcala Moreno, da lectura á unas cuartillas tituladas: “Mi saludo al pueblo de Santomera”, trabajo exquisitamente compuesto, que es muy aplaudido. “La emoción de lo divino”; así se titulan unas cuartillas magistralmente trazadas por don Antonio Puig Campillo, leidas por don Luciano Prior, que son muy aplaudidos.
Don Octavio Carpena
Seguidamente hace uso de la palabra nuestro estimado amigo don Octavio carpena. Elocuentemente dice que, aunque no es hijo de Santomera, siente los impulsos del corazón de este pueblo, del que se considera como hijo, por convivir ya muchos años con nosotros. Parodia una popular copla andaluza, diciendo que el último beso se lo dió su padre en su pueblo natal y el primero se lo han dado sus hijos en este hidalgo pueblo. Habla del progreso de nuestro pueblo, diciendo que siente fe en él, al que ve caminar por la senda de la civilización. Es muy aplaudido. Después hace uso de la palabra nuestro querido paisano don Antonio Fernández Serna, siendo muy aplaudido. Finalmente, pronuncia un elocuente discurso resúmen en nombre del señor cura párroco, nuestro queridísimo paisano don Luciano Prior, que, todos los suyos, es acogido con estruendosas ovaciones.
En la Iglesia
Ya entrada la noche se continua el triduo en honor de nuestra Patrona, con asistencia de nuestro Prelado, acto en el que predica elocuentemente don José Muñoz. Su oración es un cántico a la Virgen. Antiguo coadjutor por muchos años de este pueblo, siente las añoranzas de aquellos felices tiempos, y llega á emocionar al auditorio.
Retreta infantil
Uno de los festejos del programa, y sin duda alguna el de más atracción es la retreta infantil, hábilmente organizada por la comisión artística. En medio de un gentío inmenso se procede á la organización. Abren la marcha ocho ginetes típicamente vestidos de huertanos, y á ambos lados centenares de niños, llevando faroles venecianos de distintos colores que producen en nuestro espíritu una impresión agradable de estética. En medio de las dos filas, marchan triunfantes dos carrozas, la primera hecha por don Atilano Olmos con la colaboración de don Manuel C. Caballero y la segunda por don Vicente Candel. Es este un festejo que llama poderosamente la atención y podemos afirmar que no se esperaba resultase tan lucido. ¡Orgullosos deben estar cuantos con un entusiasmo inapreciable han contribuido desinteresadamente a su organización. El día amanece espléndido y risueño. En nuestro santo templo parroquial se vá á celebrar por vez primera Misa pontifical. Mucho antes de que las campanas anuncien á los fieles la hora de la función religiosa, la Iglesia ya se encuentra rebosante de fieles. La misa oficiada á gran orquesta, la solemnidad de la fiesta y la belleza que presenta nuestra iglesia, artísticamente adornada produce en nuestro espíritu y en el de todos los asistentes la dulce sensación del recogimiento religioso, en el que predomina un alegría optimista. Ocupa la sagrada cátedra don Luciano Prior, el que con su elocuencia peculiar entona un himno de gloria á nuestra Patrona considerándola “como Reina y como Madre”. Terminada la Santa Misa, nuestro bondadoso Prelado dá la bendición papal á los fieles que es recibida con místico regocijo.
Descubrimiento de una lápida
Poco después de las doce, y ante la presencia de todo el pueblo, se descubre una lápida en la plaza en honor del Cura González, donante de todos sus bienes para restaurar nuestra iglesia. Con este motivo se pronuncian sendos discursos por don Manuel Campillo y don Luciano Prior, siendo muy aplaudidos. La lluvia que desde las primeras horas de la tarde cae insistentemente sobre el pueblo, obliga á que la comisión suspenda la procesión, castillo y demás festejos hasta el próximo domingo. Se dá fin al triduo en honor de nuestra Patrona, predicando don Bernardo Frasno, que, como siempre consigue conmover el corazón de los oyentes.(12)
FRANCISCO CANDEL
La iglesia de Santomera quedaba consagrada. La grandiosidad y boato de la celebración, con el paso del tiempo y cambiando el año de 1921 a 1926, pudo dar lugar a que alguien que investigó sobre el tema creyera que lo que se había hecho fue proclamar el templo de Santomera como basílica. Lo cierto es que en el archivo de la Diócesis no hay ningún documento que corrobore la proclamación como basílica, y en el interior del mismo no aparecen signos como las doce piedras consagradas en los doce pilares principales o la umbela y el tintinábulo (22).
Tampoco corrobora que pueda ser una basílica la existencia en la misma de alguna reliquia (23). Hasta la aparición de algún documento que lo demuestre, la iglesia de Santomera no puede ser considerada una basílica.
LA GUERRA CIVIL
En julio de 1936, cuando estalló la Guerra Civil (1936-1939), los accesos a la iglesia, puertas y ventanas de la primera planta, fueron tabicados con bloques de cemento por decisión de las autoridades de Santomera con la intención de que no pasara lo mismo que estaba ocurriendo en otras muchas localidades de España: saqueos, destrucción y quema de imágenes. En los días siguientes numerosos jóvenes irrumpieron en la vieja del Calvario, prendiendo fuego a todas las imágenes y dirigiéndose después a la iglesia parroquial, rompiendo los tabiques que se habían colocado en puertas y ventanas. En el atrio de la iglesia quemaron todas las imágenes que había en la misma y destrozaron el retablo. Solo se salvaron de la quema la Virgen del Rosario y, según el cronista Paco Cánovas, Jesús Nazareno. El órgano fue salvado por Salvador Peñafiel, médico de Santomera, que se enfrentó a los jóvenes para que no fuera destrozado.
No tenemos noticia alguna que nos pueda dar información sobre cómo fue salvada de las llamas la imagen de Jesús Nazareno. Nadie, que sepamos, recuerda si fue rescatada por alguien o en esos momentos se encontraba en la casa de algún particular. La imagen puede ser casi contemporánea de la Virgen del Rosario, así lo asegura Francisco Cánovas Candel (24), aunque en la revista Pasión por Santomera, dedicada a la Semana Santa de Santomera, se atribuye la imagen a Andrés Lajarín, escultor valenciano que elaboró la mayor parte de su obra a mediados del pasado siglo, y se destaca que la ropa que viste el Nazareno se elaboró en 1935-36. Tiempo habrá, cuando acabe esta epidemia que no nos deja visitar archivos provinciales, para despejar la incógnita, esta y muchas otras que aún se nos plantean.
Tras los destrozos causados en la iglesia a comienzos de la Guerra Civil esta fue utilizada por los militantes de la CNT como almacén de naranjas de una peculiar cooperativa que crearon. Tiempo después y hasta el final de la guerra estuvo como almacén de de material de aviación del ejército republicano. Durante los años que duró la guerra no funcionó el archivo parroquial, con lo que no se levantó acta alguna de bautizos, bodas o defunciones. En los primeros años de la dictadura franquista se colocó frente a la fachada de la iglesia una cruz en homenaje a los caídos del bando ganador. Posteriormente, la cruz fue cambiada del lugar que ocupaba casi en el centro de la plaza, frente a la puerta, hasta la derecha de la fachada y más cerca de la misma. En los primeros años de la democracia, durante el gobierno municipal del PSOE, la cruz fue quitada de la plaza.
Dejo a los posibles lectores en manos de los que entienden de arte, para que ellos les hablen de la imaginería que acoge la iglesia en la actualidad, sobre todo de la más importante de todas. Ya saben a la que me refiero. La iglesia de Santomera aún tiene muchas cosas que contarnos. Estaremos en ello. Invitados quedáis a hacerlo los que sabéis de ello, que seguro que sois muchos. Ahora toca celebrar el aniversario.
BIBLIOGRAFÍA Y PRENSA
CÁNOVAS CANDEL, Francisco. El Calvario, ermita histórica. Edición particular. Santomera, 1996. Páginas 2-3.
Páco Cánovas será el referente para la introducción de este trabajo. Recomendamos para mayor información sus artículos escritos en el periódico Voces de Santomera, al que se puede acceder gratuitamente desde la web de Patrimonio Santomera:Nº 2. Abril, 1996. Página 13. Procesiones de Santomera: historia y desarrollo.
Nº 7. Octubre, 1996. Páginas 10 y 11. Santomera católica… ¡Más de tres siglos!
Nº 19. Noviembre, 1997. Página 14. El convento de los dominicos de Cobatillas.
Nº 20. Diciembre, 1997. Página 13. Mitos de Santomera: el origen de la Virgen del Rosario.
Nº 21. Enero, 1998. Páginas 14. Mitos de Santomera: el origen de la Virgen del Rosario II.
Nº 23, Marzo, 1998. Páginas 12 y 13. El órgano de Santomera.
Nº 40. Octubre 1999. Página 11. Sobre la primitiva iglesia de Santomera I.
Nº 42. Diciembre, 1999. Página 12. Sobre la primitiva iglesia de Santomera II.
GONZÁLEZ SÁNCHEZ, Antonio. Historia de Santomera. Edición propia. Murcia, 1970. Páginas 24 y 25.
MADOZ, Pascual. Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de Ultramar. Región de Murcia. Consejería de Economía, Industria y Comercio de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia. Murcia, 1989. Página 185.
En ese año Santomera tiene ayuntamiento y junto a ella componen el municipio Siscar, Alfaro, Raal y Matanza y tiene 733 vecinos y 3078 almas.
CÁNOVAS CANDEL, Francisco. Santomera, su iglesia parroquial. Revista La Calle de Santomera, Nº 118. Enero, 2013. Página 32.
RUBIO GARCÍA, BLAS. I Jornadas de Patrimonio. Caminos de Santomera: del Paleolítico a la Autovía del Bancal. Próxima aparición. Página 173.
TEBAN LÓPEZ, Ana María. I Jornadas de Patrimonio. Iglesia Parroquial de Santomera. Próxima aparición. Páginas 108 a 131.
Personas que vivieron a comienzos del siglo pasado recuerdan que el color azul también aparecía en partes de la fachada.
CÁNOVAS CANDEL, Francisco. Santomera, su iglesia parroquial. Revista La Calle de Santomera, nº 118. Enero, 2013. Página 33.
PROVINCIAS DE LEVANTE, LAS. 7 de diciembre de 1896. Página 1
DIARIO DE MURCIA, EL. 7 de diciembre de 1896. Página 1.
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PROVINCIAS DE LEVANTE, LAS. 22 de marzo de 1897. Página 2.
PROVINCIAS DE LEVANTE, LAS. 30 de marzo de 1900. Página 3.
CÁNOVAS CANDEL, Francisco. Santomera, su iglesia parroquial. La Calle de Santomera, nº 118. Enero de 2013. Página 32.
TEBAN LÓPEZ, Ana María. I Jornadas de Patrimonio. Iglesia Parroquial de Santomera. Próxima aparición. Página 120.
VERDAD, LA. 30 de abril de 1921. Página 4.
VERDAD, LA. 4 de mayo de 1921. Página 4.
TEBAN LÓPEZ, Ana María. I Jornadas de Patrimonio. Iglesia Parroquial de Santomera. Próxima aparición.
TEBAN LÓPEZ, Ana María. Ibidem.
CÁNOVAS CANDEL, Francisco. Voces de Santomera. Santomera católica… ¡Más de tres siglos! Nº 7, octubre de 1996. Página 11.